Los Bautistas y el Rebautismo: Una realidad oscura que muchos bautistas no quieren comprender


Una triste realidad latente

A pesar del gran deseo de los bautistas de estar apegados totalmente a la Biblia y a la teología que esta presenta, casi todas las congregaciones de rama baptista cometen el mismo error: el rebautismo. Tal vez por ignorancia, o quizás por necedad, lo cierto es que muchas congregaciones bautistas caen en este grave error, y todo por no considerar profundamente lo que la Escritura presenta sobre la cantidad de veces que el bautismo debe llevarse a cabo, ni los testimonios patrísticos al respecto. Me sorprende cómo hombres tan instruidos en la Palabra de Dios acepten esta doctrina ajena a la Escritura, y la tomen como algo tan normal, cuando para la iglesia de la era patrística era una práctica condenable.

Asimismo, me sorprende la ignorancia tan grande que hay en diferentes sectores en cuanto a este procedimiento. La Biblia enseña claramente: un Señor, una fe, un bautismo. En este solo verso ya puede verse implícitamente la prohibición de bautizar nuevamente a una persona. Ahora bien, si no hubo un bautismo real anterior, es evidente que la persona debe ser bautizada. Pero ¿Cuáles son los parámetros para que un bautismo sea real según la Biblia?

Según la Biblia, el modo del bautismo es el siguiente: Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Si el bautismo cumple con este parámetro, el bautismo fue hecho de la manera correcta, y no necesita repetirse más. Si una persona no fue bautizada bajo este parámetro, el bautismo es válido, da igual si fue por inmersión, aspersión o efusión.

Testimonios Tempranos de la Historia Eclesiástica

Tal vez muchos cristianos no bautistas al leer esta afirmación —hecha por un bautista— sea sorprendente. Sin embargo, probablemente muchos de mis hermanos bautistas se sientan horrorizados al leerla. Las pruebas bíblicas de que no hay un mandato concreto sobre el modo del bautismo son evidentes. Además, el entendimiento de los primeros cristianos era este. Observemos en la Didaché (del año 70-90 d.C aprox.):

En cuanto al bautismo, bautizad de esta manera: Después de haber dicho previamente todas estas cosas, bautizad en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo en agua viva. Si no tienes agua viva, bautiza con otra agua. Si no puedes con agua fría, con agua caliente. Y si no tienes ninguna de las dos, derrama tres veces agua en la cabeza en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Los comentaristas y eruditos están de acuerdo en que agua viva se refiere a aguas corrientes, es decir, aguas que fluyan de un río por ejemplo. Sin embargo, cuando continuamos con la lectura, notamos que desde un principio de la historia de la iglesia no había un único modo de bautismo, sino que también se llevaba a cabo por medio de la efusión. En los testimonios de la era primitiva de la iglesia, notamos que la iglesia ya tenía como una práctica común el bautismo por inmersión y por efusión. De modo que la primera iglesia no tenía como tal un modo único de bautismo. Ellos consideraban que lo indispensable para que el bautismo fuera ejecutado correctamente era que fuese hecho en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, nada más.

Los bautistas de hoy cometen el error de andar obligando a los nuevos creyentes a rebautizarse, cuando el mandato de la Escritura es a llevar a cabo un solo bautismo. Esto también se ve evidenciado en el credo niceno constantinopolitano, que dice así: Reconocemos un solo bautismo para la remisión de los pecados. De manera que la iglesia antigua ya comprendía esta realidad. Los bautistas argumentarían que rebautizan porque las personas que fueron bautizadas de bebés necesitan hacerlo, puesto que no participaron de un bautismo válido, porque no creían.

El Bautismo Infantil

Aunque ningún bautista comparte la práctica del bautismo infantil —y por supuesto, yo debo incluirme en esta lista—, no existe razón alguna para rebautizar a alguien que fue ya bautizado en el nombre de la Santísima Trinidad, aunque lo hubiera hecho de niño, joven o adulto. El hecho de no creer no impone una excusa para el rebautismo, pues si así fuera, muchos adultos deberían rebautizarse igualmente. Una gran cantidad de personas que se bautizan como adultos profesan no haber creído realmente en el momento de su bautismo, sino posteriormente ¿Eso acaso invalida el bautismo? ¡De ningún modo! Que alguien me busque en la Escritura un argumento que demuestre que los efectos del bautismo se ven impedidos dependiendo del momento en que se llevó a cabo, si fue antes o después de creer.

Objeciones

Algunos argumentan que en la Escritura se da un caso de rebautismo... Leamos:

Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Éfeso, y hallando a ciertos discípulos, les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo. Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.
Hechos 19:1-5

Nótese ahora en esto que el bautismo que ellos habían recibido no era un bautismo cristiano, sino un bautismo «de Juan», de manera que lo que aquí se practica no es rebautismo, sino simple bautismo por primera vez. Nada tiene que ver este pasaje con el rebautismo. No hay excusa para practicar el rebautismo, siempre, desde los orígenes de la iglesia, ha sido vista como una práctica inadecuada y anticristiana. Incluso los padres de la iglesia que confesaban solo un bautismo de creyentes —al igual que nosotros los bautistas—, como Tertuliano, se negaban a practicar el rebautismo, por considerarlo antibíblico.

El mismo Ambrosio dice en su De Sacramentis: 

No me es lícito suponer otra cosa, pues no habrías sido llamado a la gracia si Cristo no te hubiera juzgado digno de su gracia.

De manera que incluso en la iglesia primitiva, el bautismo de creyentes se ha confesado, y todos los bautistas compartimos esta creencia. Pero, ¿Qué del rebautismo? Nunca se estuvo de acuerdo con dicha práctica, y la aborrecieron los padres de la iglesia. Mi llamado para los bautistas que leen este blog es a la reflexión y a meditar un poco más en esta cuestión. Las ordenanzas que el Señor instituyó deben ser realizadas con respeto y gran temor reverente, y si la Escritura declara que hay un solo bautismo, nosotros no podemos cambiar eso solo por creer que los demás no han recibido un bautismo 'bíblico'. El bautismo bíblico es el que se realiza en nombre de la Santísima Trinidad, y de ahí no hace falta más nada.