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Vox Reformata: Reflexiones Reformadas Diarias de la Biblia

Pero nosotros esperamos, segĂșn sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por Ă©l sin mancha e irreprensibles, en paz.

2 Pedro 3:13‭-‬14

¿CuĂĄl es la esperanza cristiana? ¿SerĂĄ un reino fĂ­sico? ¿Un tiempo de prosperidad material? ¿Una vida buena en este mundo? Lo cierto es que el Señor Jesucristo dijo: «En el mundo tendrĂ©is aflicciĂłn». Nuestra esperanza no debe estar puesta en algo fĂ­sico, sino en las mejores promesas basadas en el mejor pacto instituido por nuestro Señor Jesucristo. Estas promesas no las alcanzaremos en la apatĂ­a, ociosidad y flojera. No nos engañemos, si no nos esforzamos en vivir en santidad y en obedecer al Señor, no entraremos en el reino de Dios, ni en sus nuevos cielos y tierra. JesĂșs: «Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrĂĄs, es apto para el reino de Dios» (Lucas 9:62). EsforcĂ©monos viviendo como hijos de Dios, santos, haciendo firme nuestra elecciĂłn. Debemos andar como Él anduvo, en obediencia a Dios, en santidad y en temor del Señor. Recordemos, por Ășltimo, las palabras del apĂłstol san Pablo: Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrĂĄs, y extendiĂ©ndome a lo que estĂĄ delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo JesĂșs (Filipenses 3:13‭-‬14).

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