El 'Theotókos' y el rechazo latinoamericano
Una consecuencia de aceptar la cristología bíblica y el
concepto básico de la unión hipostática de Cristo, es aceptar el concepto del Θεοτόκος
(Theotókos), que quiere decir “madre de Dios” en español. Pocos
evangélicos hoy son los que aceptan dicho término como algo bíblico, por
razones lógicas. Los abusos del catolicismo romano con la virgen han sido
exuberantes, ningún evangélico quiere caer en tal hoyo sin fondo y, por lo
tanto, creen que lo mejor por hacer es rechazar cualquier tipo de cosa que
hable de María.
No obstante, el protestantismo histórico jamás rechazó el
concepto y el término del Theotókos. Es más, algunos como Lutero defendían
hasta la inmaculada concepción de María, lo cual sí me parece indefendible,
tanto bíblica, como lógicamente, pero ese no es el punto. El punto es que el
término «madre de Dios» es una consecuencia de la simple aceptación de una
doctrina bíblica: la cristología. Juan Owen dijo lo siguiente: «De modo
que, mientras que las Escrituras dicen que ‘Dios redimió a su iglesia con su
propia sangre’, o que ‘se hizo carne’; o mientras que, en consonancia con ello,
y para obviar la locura de Nestorio, que hizo dos personas de Cristo, los
antiguos llamaron a la bendita Virgen la Madre de Dios —la intención que tienen
una y otra no es más que la de que era verdaderamente Dios, que en su humanidad
fue un hijo, tuvo una madre, sangró y murió»[i]. R.C.
Sproul, por otra parte, afirma lo siguiente: «Y María fue llamada 'Theotókos',
la madre de Dios, pero no en el sentido de que Jesús derivara su naturaleza
divina de su madre, sino solo para señalar que aquel que ella dio a luz y que
alimentó como su madre era Dios encarnado»[ii]. De
manera que la afirmación no busca elevar a María a un nivel superior, sino
hacer una declaración cristológica.
Cuando los protestantes decimos que la virgen es madre de
Dios, no estamos diciendo que es madre en el sentido ontológico, eso
sería ilógico. De ningún modo María podría ser madre de la Trinidad. Afirmar
tal cosa sería absurdo, por el simple hecho de que eso no es lo que se pretende
decir cuando se utiliza el término. Cuando decimos que la virgen es madre de
Dios, simplemente estamos diciendo que ella llevó a Dios en el vientre, lo dio
a luz y lo crió.
Algunos tal vez estén protestando y quejándose, pensando que
lo que decimos es algo “antibíblico”, sin embargo, es completa y totalmente
bíblico, y no es algo únicamente de los católicorromanos, ya demostramos que
los reformadores jamás rechazaron el término, y demostraron gran amor por María
en sus escritos, cosa que pocos evangélicos hoy hacen, y eso me parece absurdo.
Primero, antes de hablar bíblicamente, quiero analizar
lógicamente el por qué es completamente lógico aceptar dicho término. Todos los
cristianos decimos que Jesús es Dios, ya anteriormente vimos que quienes
rechacen tal cosa no son cristianos, sino herejes. Por mera lógica, si decimos
que Jesús es Dios, podemos decir que la virgen María es madre de Dios. Otro
punto interesante, si aceptamos la unión hipostática de las dos naturalezas de
Cristo, tal y como analizamos en el punto anterior, entonces es muchísimo
más lógico aceptar el concepto bíblico de la maternidad divina de María.
Asimismo, queda claro que al aceptar la deidad de Cristo y su doble naturaleza
unipersonal, decir que María es la madre de Dios sería la consecuencia lógica.
Ahora bien, si alguno se está preguntando «¿dónde consigo el
versículo que llame a María ‘madre de Dios’?», de una vez les diré, si están
buscando un versículo que diga ‘madre de Dios’ textualmente, por favor pase al
siguiente subtítulo; pero si su pensamiento intelectual es honesto, por favor
continúe leyendo, pues hablaremos sobre las bases bíblicas para aceptar el
concepto de la maternidad divina de María. Antes, quiero seguir aclarando que
esto no consiste en exaltar a María, sino en exaltar a Cristo y aceptar todo lo
que conlleva su doctrina. Como dijo san Epifanio de Salamina: «María debe ser
honrada, pero el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo deben ser adorados; nadie
debe adorar a María»[iii].
Comencemos partiendo del versículo más sólido para defender
este hecho. El profeta Isaías dice: «Por tanto, el Señor mismo os dará una
señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su
nombre Emanuel», y también: «Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos es dado,
y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre: Admirable, Consejero,
Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz». De modo que, si usamos la lógica,
si comprendemos que la virgen dio a luz al ‘Dios fuerte’, es obvio que es su
madre, madre del Dios fuerte.
Ahora, por si fuera poco, san Mateo nos aclara por completo
este hecho al decir: «He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y
llamarán su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros», dándonos a
entender que sí, en efecto, la virgen dio a luz a Dios con nosotros. Leamos
ahora con detenimiento una porción de la Escritura en el evangelio según san
Lucas: «y exclamó con gran
voz, y dijo: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu
vientre! Y ¿de dónde a mí esto, que la madre de mi Señor venga a mí?» (Lc. 1:42-43). Elisabet estaba
reconociendo el Señorío de Cristo, sin embargo, hay algo sumamente increíble
aquí, y es que al reconocer su Señorío, reconocía al mismo tiempo su deidad. Κυριου
fue la palabra usada por Elisabet para referirse a Cristo. La palabra κύριος hace
referencia directa a Dios, lo notamos a lo largo de todo el N.T. San Pablo en
muchos pasajes en los que cita porciones del A.T. reemplaza el nombre divino
por la palabra κύριος, por ejemplo en 1 Co. 3:20 (Y otra vez: El Señor conoce
los razonamientos de los sabios, que son vanos) cita el Salmo 94:11 (Jehová
conoce los pensamientos de los hombres, Que son insustanciales). Por si fuera
poco, la traducción de los setenta (LXX) traduce siempre los nombres divinos ‘יהוה’ (YHVH) y ‘אדני’ (Adonay) como κύριος. Con este análisis, podemos
ver cómo Elisabet estaba reconociendo que María era la madre, no solo de un
señor terrenal, sino del Señor divino, de Dios encarnado. Al llamar a María meter
toy kurion (μητηρ του κυριου) el título ‘madre de Dios’ está implícito.
La forma de razonar que utilizamos es la más lógica posible,
pues con la simple lectura bíblica, y la simple comprensión de la doctrina
cristológica sacada de la Biblia, podemos comprender que María es la
madre de Dios.
Nadie se morirá, nadie se volverá idólatra, ni ecuménico, ni
católico romano, por afirmar esto, pues todos los reformadores que aborrecían
la idolatría papista hacia María abrazaron esto que afirmamos aquí. El rechazo
latinoamericano hacia esta doctrina incluso por pastores de sana doctrina
no deja de sorprenderme. Ver pastores tan preparados, instruidos en teología y
en la Biblia, rechazando este punto, me hace pensar que lo hacen más por temor
al ‘qué dirán’ que por realmente pensar así. Leer a un pastor tan bien
preparado como Miguel Núñez, decir algo como: «El concilio de Calcedonia
declaró a María portadora de Dios para aclarar la confusión generada por el
concilio de Éfeso que declaró a María como madre de Dios. Si Cristo existió
desde el principio, no puede tener madre», de verdad me sorprende mucho,
primero por la ignorancia que destila el comentario, y segundo, porque
conociendo el grado de intelectualismo que tiene el pastor, me pareciera
ilógico que él crea y opine tal cosa; y sin embargo, son sus palabras.
Pastores mucho más honestos, sin temor al ‘qué dirán’, como
R.C. Sproul, afirmaron y defendieron bíblicamente el término Theotókos,
dejando bien en claro que sí es lo que la iglesia ha creído en su historia, lo
que ha defendido en los concilios, y lo que muchos nestorianos modernos hoy
parecen rechazar. Lo ilógico de todo esto es que tales ‘nestorianos modernos’
aceptan la unión hipostática de Cristo.
La exhortación para Latinoamérica es que no se deje engañar
por lo que cualquier pastor, por respetado que sea, diga. Hoy por hoy muchos
carecen de la valentía para defender las doctrinas bíblicas, por temor a lo que
opine la gente, y por temor a verse involucrado en polémicas. El nestorianismo
es una herejía condenada tanto en el concilio de Éfeso, como en Calcedonia.
Aunque el concilio de Éfeso no fue muy justo con Nestorio[iv],
Calcedonia aclaró toda duda. Y refutando a lo que dijo el Dr. Miguel Núñez, lo
cual me causa mucha pena, debo decir que en Calcedonia nunca se negó que
María fuese madre de Dios, más bien se ratificó, pues en el símbolo está
escrito: «con todo, por cuanto aquellos que intentan dejar de lado la
predicación de la verdad han producido declaraciones insensatas a través de sus
propias herejías, algunos se atreven a corromper el misterio de la encarnación
del Señor para nosotros, negando el título de ‘Theotokos’ a la virgen»[v].
Queda pues, fuera de toda duda, que tanto histórica, como bíblica y teológicamente,
aceptar que la virgen es la madre de Dios es lo más sano que puede hacerse para
una cristología ortodoxa.
Ahora por otro lado, muchos dirán: «¿no sería mejor llamarla
‘madre de Cristo’? o ¿madre del Hijo de Dios?», sin embargo, tal cosa es lo
mismo que quiso hacer Nestorio para hacer de Cristo dos personas. Además,
aceptar la unión hipostática de Jesús, y decir que es mejor llamar a María de
otra forma que no sea ‘madre de Dios’ es torpe y absurdo. Solo por el hecho de
querer evitar la idolatría o de ser más piadosos. Todo esto es solo una
consecuencia más de lo que causa la ignorancia del neoevangelicalismo, y por supuesto,
como teólogos ortodoxos, debemos oponernos a las ideas erradas de este
movimiento que solo busca crear algo nuevo, afirmando sutilmente lo que herejes
del pasado han defendido.
[i]
La Vida y las Obras de Juan
Owen (55 en 1), El Misterio del Evangelio Vindicado y el Socinianismo
Examinado, Prefacio al Lector (Classic Christian Ebooks, obra sin traducir)
[ii]
Video: ‘Since Jesus was born of "the substance" of the Virgin Mary,
how was He without original sin?’ (disponible en el canal de youtube ‘Ligonier
Ministries’)
[iii]
(obra sin traducir) Panarion,
Libro III, Capítulo 7:7.5: Contra los coliridianos
[iv]
Véase ‘Historia del
Pensamiento Cristiano’, Justo L. González, Capítulo 17, ‘La Controversia
Nestoriana y el Concilio de Éfeso’
[v]
https://es.ligonier.org/recursos/credos-confesiones/la-definicion-de-fe-de-calcedonia/
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