Catecismo Escatológico
1. ¿Qué es el
milenio?
R. El milenio es un período en el que satanás es atado y los santos reinan con Cristo (Ap
20:4).
2. ¿El milenio es
terrenal?
R. En cierto sentido el milenio es terrenal, pues todos los santos que
participan de la primera resurrección reinan con Cristo por mil años (Ap 20:6).
3. ¿En qué sentido
el milenio es terrenal?
R. Es terrenal únicamente en el sentido de que los hijos de Dios ya participan del
reino de Cristo, el cual está entre nosotros desde los tiempos apostólicos (Lc
17:20-21).
4. ¿El milenio ya
inició?
R. Desde que Jesucristo ató a satanás y exhibió públicamente a los principados y potestades el
milenio inició (Mc 3:27; Lc 11:21-22; Jn 16:8-11; Col 2:13-15).
5. ¿Cómo es que
satanás sigue actuando si está atado?
R. Satanás sigue
actuando porque su atadura no lo neutraliza en todo sentido, sino únicamente para que no engañe más a las naciones. «Es decir, puso un freno y un impedimento al
poder que tenía de seducir y cautivar a los que habían de ser liberados»
(Agustín).
6. ¿Los mil años
son literales?
R. Los mil años son
literales dependiendo del sentido en que usemos la palabra literal. Si entendemos por literal el interpretar
la Escritura según su género
literario, entonces debemos decir que sí, los mil años son literales. Si
entendemos por literal el
interpretar cada palabra de la Escritura como si estuviese aislada y pudiese
interpretarse sin examinar el resto de la Escritura, entonces no, los mil años no son literales en ese
sentido.
7. ¿En qué sentido
los mil años no son literales?
R. Los mil años no son
literales en el sentido de que no será un período de tiempo en el futuro,
presente o pasado que dure mil años exactos.
8. ¿En qué sentido
los mil años sí son literales?
R. Los mil años son
literales en el sentido de que es un período de tiempo indeterminado, en el
cual el número mil significa la totalidad del tiempo en que vivimos, es decir,
en este siglo.
Recordemos que Dios dijo que hace misericordia a millares (Ex 20:6), y
con eso no quiso decir que luego de la milésima generación deja de hacer misericordia.
También dijo que se acuerda de la Palabra de su pacto por mil
generaciones (Sal 105:8), y con eso no quiso decir
que luego de la milésima
generación se olvida de su pacto.
9. ¿Qué doctrina
enseña que antes del milenio habrá una tribulación de siete años?
R. La doctrina que enseña que antes del milenio habrá una tribulación de siete años es llamada dispensacionalismo o pretribulacionismo,
y esta a su vez enseña que la venida de Cristo está fraccionada, dividida en varias etapas,
es decir que al final Cristo no vendrá por segunda vez, sino por tercera vez.
10. ¿Es correcta esta
doctrina?
R. Esta doctrina no es correcta. En ninguna parte de las Escrituras se
nos enseña que antes
del milenio habrá una tribulación de siete años. El dispensacionalismo se basa
en la profecía de las setenta semanas para decir que antes de la última semana
hay una pausa, la cual es el período que vivimos hoy, comunmente llamado dispensación de gracia. En base a eso, afirman que la última semana de Daniel no
se ha cumplido, lo cual no es cierto si analizamos la profecía a profundidad en
los tiempos de Cristo. El dispensacionalismo afirma que quien confirma pacto con muchos (Dn 9:27) es el anticristo,
lo cual carece de sentido cuando vemos en el N.T. que quien confirma un pacto
con muchos es Jesucristo (Mt 26:28; Mc 14:24; Lc 22:20; 2 Co 3:6; Heb 7:22;
8:6,8-10,13; 9:15,20). Nada se nos dice sobre la confirmación del pacto con muchos por
un fulano anticristo, por lo tanto, debemos desechar esa doctrina blasfema que
identifica a Cristo con el anticristo. Fue Jesucristo quien hizo cesar el sacrificio y la ofrenda a la mitad de la semana (Heb 7:26-28; 9:26; 10:8,12). Luego de la mitad de la semana vino el
desolador, con una muchedumbre de abominaciones. Por esto podemos entender
la multitud de persecuciones que se derramaron sobre la iglesia primitiva, comenzando
por san Esteban (Hch 7:59-60). Los primeros tres años y medio de la última semana se cumplieron
con la muerte de Cristo, los últimos tres años y medio se cumplieron con la era
de la iglesia primitiva y las primeras persecuciones contra ella. Nada tiene
que ver esto con una tribulación futura, ni con el anticristo. Lo que el N.T.
enseña sobre la tribulación es que todos los creyentes estaremos expuestos a
ella (Hch 14:22; Ro 5:3; 2 Co 1:4; 6:4; 7:4; 1 Ts 3:3-4). San Juan se
identifica en el Apocalipsis como copartícipe nuestro en la
tribulación (Ap 1:9), por tanto, la tribulación no debe entenderse como
un período futuro, sino como el período entero de tribulaciones que los
cristianos debemos pasar a lo largo de esta era. Para terminar de refutar el dispensacionalismo,
Cristo dijo que nadie sabe ni el día ni la hora de su venida. Si seguimos la
teoría dispensacionalista y creemos que antes de la venida final de Cristo
habrán siete años de tribulación, necesariamente se sabrá el día y la hora de
su venida para quienes la pasen, lo cual es ilógico y contradictorio con el
testimonio de Cristo.
11. ¿Qué doctrina
enseña que el milenio será una etapa futura de prosperidad y cristianización
mundial?
R. La doctrina que enseña que el milenio será una etapa futura de prosperidad y cristianización
mundial es conocida como posmilenarismo, creen que el Señor Jesucristo vendrá luego de este período.
12. ¿Es correcta
está doctrina?
R. Si bien es más aceptable que el dispensacionalismo, esta doctrina no deja de ser un error,
pues el Señor Jesucristo nos dijo que volvería después de una gran tribulación
(Mt 24:29-31), que la puerta que conduce a la salvación es estrecha, y pocos son
los que la hallan (Mt 7:13-14). Cristo nunca aseguró un mundo cristianizado.
Más bien, a lo largo del Apocalipsis vemos la narración de un mundo que va en
pos de la bestia, y que aún con todos los juicios de Dios sobre ellos,
prefieren seguir adorando a la bestia y a su imagen (Ap 13:8,14). Además, el
milenio no está relacionado con una era de prosperidad material y bendiciones
terrenas, sino con el reino de Cristo, el cual no es de este mundo (Jn 18:36).
San Juan dijo que el mundo entero está bajo el maligno (1 Jn 5:19). Queda claro que el posmilenarismo es
una doctrina errada y sumamente romántica; esperanzadora, claro, pero sin base escritural.
13. ¿El evangelio
triunfará sobre el mundo?
R. El evangelio triunfará sobre el mundo, sin embargo, el hecho de que el evangelio ya esté
triunfando no significa que habrá una cristianización global. La Escritura es
bastante clara en este aspecto. Cristo no vino a traer paz, sino espada (Mt
10:34). Y además, Cristo llamó a su pueblo manada
pequeña (Lc 12:32), lo que deja ver el carácter de la iglesia. El triunfo del evangelio
se basa en que Cristo ya reina, y que la victoria final está asegurada. Todas
las cosas están debajo de los pies de Cristo (1 Co 15:27; Ef 1:22; Heb 2:8),
por lo tanto, la victoria del evangelio y de la iglesia es segura. Las puertas del infierno no prevalecerán contra la iglesia (Mt 16:18), por eso nosotros, como hijos del reino, debemos atacar las
fuerzas del maligno con el poder del evangelio y del Espíritu Santo. Aunque no
veamos la victoria consumada, al final, cuando Cristo vuelva, todos se
someterán a Él plenamente.
14. ¿Qué sucederá
cuando Cristo vuelva?
R. Cuando Cristo vuelva los que murieron en Él resucitarán primero (1 Ts 4:16), y luego los que vivimos seremos arrebatados junto con
ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire (1 Ts
4:17). Luego resucitarán también todos los malvados, que rechazaron a Cristo en su vida (Jn
5:28-29), y todos juntos serán juzgados (Jn 5:27). Todos serán reunidos en su
presencia, y a los buenos, dará finalmente la vida eterna prometida, mientras
que a los malos, la condenación perpetua (Mt 25:31-46). De manera que la
enseñanza escritural deja ver que habrá un solo juicio general sobre toda la
humanidad (Hch 17:31).
15. ¿Será ese el
final de todo?
R. Luego del juicio final y general, Cristo entregará el reino a su Padre y se sujetará a Él (1 Co 15:27-28), para así dar inicio a una nueva era, en la que todas las cosas viejas pasarán, toda la creación, tanto la tierra, como los cielos, serán quemados (2 P 3:12), para así dar inicio a nuevos cielos y tierra nueva, en los que mora la justicia (2 P 3:13). Así viviremos por toda la eternidad con nuestro Rey, en un mundo sin enfermedades, ni pobrezas, ni tribulaciones, ni maldiciones, donde disfrutaremos siempre de la presencia de nuestro Dios, y le adoraremos eternamente (Ap 22:1-5).
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